El arqueólogo o historiador es el profesional que debe conocer e
interpretar el proceso histórico sobre el que haya realizado una
investigación o excavación. Es, por tanto, un especialista en la
materia histórica lo que le convierte en la persona que más
conocimiento tiene sobre dicho acontecimiento histórico.
Por esta razón, el profesional en la historia se convierte en el
individuo más capacitado para poder seleccionar y sintetizar la
información más importante que se pueda obtener de su materia de
estudio y es precisamente por este motivo por el cual se convierte en
una obligación del mismo difundir todos sus conocimentos al conjunto
de la sociedad, intentando que la edad, cultura u otras
circunstancias de cada persona no supongan un impedimento de ningún
tipo para su acceso al conocimiento histórico.
Es mucho más complicado explicar o transmitir algún tipo de
conocimiento si este no se llega a comprender en su totalidad. A esto
hay que añadir, la realidad que implica que si no se explica, a la
sociedad en la que vivimos, de una manera correcta la información
histórica, esta, no puede llegar a comprender ni conocer la
importancia del patrimonio histórico que le rodea. De tal manera, la
consecuencia última del desconocimiento de los procesos históricos
y el patrimonio o su mala o escasa valoración por todos los
ciudadanos sería un escaso interés en protegerlo conllevando un
alto grado de destrucción pues, la difusión es el único camino que
lleva a la concienciación histórica, sin ella no podemos pretender
que a toda la población le importe nuestro trabajo o, lo que es más
importante, les importe nuestros objetos de estudio. Esta es la mayor
justificación para que los arqueólogos e historiadores se impliquen
y se esfuercen en utilizar y manejar todos los recursos puestos a
nuestro alcance para la difusión del mensaje histórico.
| Revista: Historia 2.0: Conocimiento histórico en Clave digital :"Dedicado a: Dossier Historia de la educación.", 2011, nº2. |
En el caso del uso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación para la historia, un informático no puede sustituir
completamente al historiador o arqueólogo.
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